EL MICRÓFONO DE LOS POETAS DESTERRADOS....







Yo conocí a Julio Feliciano Martinez a finales del 87 o principios del 88 en ese mágico rincón de la Habana que es la Casa del Té. No recuerdo quien nos presentó, tampoco recuerdo como fueron nuestras primeras conversaciones pero si recuerdo aquellos amigos a los que Julito no evoca por temor al olvido, pero que me gustaria recordar a algunos de ellos porque olvidar algún nombre no es pecado, pecado es no querer recordar, o no saber recordar, puedo nombrar al difunto Helio Orovio, a Bebo Ruiz, a Vazquez Portal, a los hermanos De la Fuente, a Leonilo Guerra, Santiago Feliu, Gerardo Alfonso, Augusto Blanca, Alexei paz, Magin, Nelson, Yenima y tantos otros amigos que copabamos las mesas de ese pequeño lugar y compartiamos tragos, conversaciones, pensamientos, anécdotas, en fin la amistad como punto de partida.

Es a partir de este lugar que nace esta entrevista, porque 22 años después todavia está latente esa amistad, todavía existen los mismos motivos, todavía está la dictadura, ambos compartimos el destierro. Sirva esta pequeña entrevista como un homenaje a la amistad, como un recuerdo a los amigos, como el pebetero que un día será encendido en honor de los que no pudieron regresar a una Cuba libre...


Julio, dónde naces y en qué fecha...


Nací en Maternidad de Matanzas, el 24 de Enero de 1951. Para los que deseen sacar mi biorritmo, a las 3 de la madrugada. Siempre llevo ese orgullo añadido, el de haber nacido en la famosa Atenas de Cuba, conocida así por todos los cubanos, una preciosa ciudad, ciudad de poetas, según recuerdos de la noche en que nací, aunque hoy está destruida, como toda Cuba. Creo que tenía un hermoso puente. Cuando conocí a Amparo Ochoa lo primero que hice fue llevarla a Matanzas.


Qué recuerdos tienes de tu niñez....


La niñez es una etapa que se prolonga durante toda la vida, según el Análisis transaccional, pero, si hablas de la que imagino que piensas, tengo muchos. Algunos que nunca he podido, ni podré descifrar:

1) Yo vivía en La Habana, de 1955 a 1958. Entre esos años hubo una tarde o noche que, al subir al piso de arriba de mi casa, al segundo, por una barnizada escalera de madera en forma de caracol, encontré a mi padre sentado en la mesa circular, también de madera, con el rostro sobre las manos, muy taciturno. No sé que habría ocurrido, pero debió ser algo grave. Como yo era un niño…,

2) A finales de 1958 y para evitar el peligro del terrorismo que imperaba en la capital de Cuba impuesto por el Movimiento 26 de Julio, de Fidel Castro, mi padre decidió, (seguramente también mi madre) mudarse hacia Motembo, en el municipio de Corralillo, provincia Las Villas, al centro del país. Vivíamos en una casa que tenía un gran patio y en ese gran patio teníamos (o tenía mi madre) grandes gallinas que producían grandes sacadas. Yo disfrutaba mucho mirando los pollitos amarillos, recién nacidos. Una de esas tardes miraba a la última gallina que había sacado y a su numerosa familia, diez vástagos. Tengo que haber sido víctima de gran descuido porque, sin darme cuenta, pisé a un pollito que inmediatamente quedó quieto en la tierra. Por uno de los ojitos le salía una silenciosa y lógicamente pequeña gota de sangre. Empecé a llorar y salí corriendo, desesperado, hacia donde estaba mi padre, hacia la Sala de Villar que administraba. “Papá, le dije, pisé un pollito y echó una gotita de sangre por un ojito. Mi padre, con voz fuerte y seca, me respondió “Eso no tiene importancia. Regresa a la casa”. Desde entonces me he preguntado muchas veces qué tiene importancia y he decidido que todo lo tiene.

3) También en Motembo, cuando triunfó el Ejército Rebelde, un largo automóvil rojo americano (no puedo precisar la marca) daba vueltas y vueltas en el centro del pueblo sonando el pito, cargado con 7 o 9 personas que vociferaban y agitaban brazos y manos. Tal vez porque no pude interpretar la terrible metáfora de aquellas vueltas concéntricas y enloquecidas aún lo recuerdo.

4) Cuando realizaba los estudios primarios en la escuela Julio Antonio Mella, de Corralillo, adonde nos mudamos poco después del ’59 me enamoré locamente de una niña que se llamaba María Elena Vázquez. Yo tenía 7 años. Un día la esperé a la entrada de la escuela. Le dije “María Elena, voy a casarme contigo”. Me dijo “Se lo voy a decir a mi papá”. Estuve yendo a la escuela, aterrorizado, durante una semana que me resultó, y aún me resulta, infinita. Suponía que el padre me esperaría, siempre al otro día a la entrada de la escuela para “hacerme algo malo”. De ahí mi timidez en el trato con las mujeres, aún. También tengo, desde luego, recuerdos buenos, que son los más, pero no los menciono porque temo que alguien “ponga el rostro sobre las manos”, o que alguien me diga que “que eso no tiene importancia, o que “un automóvil rojo empiece a dar vueltas alrededor de mi casa”, o que alguien “me espere a la entrada del trabajo para hacerme algo malo”.


Cómo fueron esos primeros años del triunfo de la revolución, cómo la pasaste, que fue lo que estudiaste y dónde empiezas a trabajar....


Hay tres hechos que los recuerdo con particular fuerza: la desaparición del Comandante Camilo Cienfuegos, del Ejército Rebelde, y las repetidas noticias de que había aparecido. La heroica invasión de los patriotas cubanos exiliados por Bahía de Cochinos y los asesinatos de los patriotas cubanos que, en Corralillo, se enfrentaban al Comunismo, especialmente de Campito y su hijo. La pasé mal porque mi padre era muy anticomunista, Armando Juan Martínez Ramis, pidió la salida del país y, la tiranía, para evitarlo, me sacó de la secundaria Zeneido Costa Llerena y me envió para el 5to. llamado del Servicio Militar Obligatorio, en 1968 donde tuve que participar en la Operación Mambí, en Camagüey, (Manga Larga – campamentos La 30 y La 31) y no pude continuar estudiando, pero, sobre todo, no pude continuar viendo a Jorgelina Clemente, (Mimi), una adolescente de Corralillo que conocí, con 10 años, cuando ella pasaba por el frente de mi casa, después de que mi familia y yo regresábamos de unas vacaciones de un mes en la playa El Salto. Nunca me quiso, nunca fue novia mía, pero fue el gran amor de mi vida hasta que yo cumplí los 24 años, ella los 24 y mi madre le hizo el traje de boda. Es muy duro dejar de ver a un gran amor, y más por una estupidez como el Servicio Militar Obligatorio. Después terminé los estudios y empecé a trabajar en la Dirección Regional de Educación de Sagua la Grande que tiene un hermoso río con un hermoso puente.


Julio, hay una cierta historia de amor que vagamente recordaba entre las anécdotas que atesoro de nuestra amistad y que estando en México hace unos dos años atrás pude conocer a fondo en un programa televisivo del canal Azteca 13 y se trata de un romance que tuvieron Amparo Ochoa y tú. Cómo fue que la conociste, qué fué lo que realmente pasó entre ustedes y por lo que sé te trajo algunos problemas en tu vida personal: cuáles fueron...


A Amparo tuve la suerte, la gran suerte, de conocerla en Nueva Gerona, Isla de Pinos, el 2 de Diciembre de 1980, a la 1 de la madrugada, cuando ella terminó de cantar en la Plaza del Guerrillero Heroico, que era subsede del Festival Internacional de la Canción Varadero 1980 y yo, como Jefe de Página Cultural del Periódico Victoria de allí, cubría el evento. Lo que pasó fue que nos enamoramos locamente aquella misma noche y, en 1982 iniciamos los trámites de matrimonio. La tiranía me negó la salida del país y, como en Cuba en este trámite por lo Civil hay que dar dos firmas, decidimos no dar la segunda. Meses antes el núcleo (célula de base) del Partido Comunista de Cuba del periódico, donde trabajaba en esa isla al Sur de La Habana, me había separado de sus filas “Por tener relación con una extranjera que con su canto atacaba al único gobierno (el de México) que no rompió relaciones con Cuba cuando lo de la OEA”, cuando la expulsión de Cuba de esa organización de Estados Americanos. Amparo y yo nos volvimos a ver, en La Habana, en 1988, cuando ella, con el pretexto de cantar el 8 de Octubre de ese año a la mujer en un evento por el Día de la Heroica muerte en combate de Ernesto Che Guevara, aceptó una invitación. Nos encontramos en el Hotel Nacional, de La Habana, donde estuvimos hasta al amanecer. Desde luego, cuando una de las organizadores llegó a decirle que ya era la hora de empezar el concierto dijo que se sentía indispuesta y no cantó. Posteriormente me envió un mensaje, un papelito, desde Cancún, donde se tomaba un descanso. El último documento de las más de 50 cartas que conservo en La Habana. Y, al final, en el lamentable final, asistió a un Festival del Bolero en La Habana. Cuando yo me dirigía a encontrarme con ella, pasé antes por la Unión de Periodistas de Cuba y mi gran amigo Helio Orobio me comunicó que ni llegara al hotel, que el chequeo de Amparo, en el hospital de La Habana, había dado positivo y que, desesperada, había tomado un avión de vuelta a México. En ese viaje, que fue su última visita a Cuba, no pudimos vernos por complicaciones serias de ambos. Después seguí desde muy lejos el curso de su enfermedad. Durante una celebración de un cumpleaños mío, el 24 de Enero, en casa de Reinaldo Escobar y su esposa Yoani, mi también amigo Alex Díaz-Paz me comunicó que unos amigos mexicanos comunes le habían dicho ese día que Amparo estaba muy grave. Pocos días después, el 8 de Febrero de 1994 veía con mi madre el Noticiero Nacional de Televisión (cubana), vi aparecer la imagen de Amparo cantando y supe de inmediato, y antes de que el locutor entrara en cámara y diera la noticia, que Amparo había muerto. Como de los grandes amores siempre queda algo bueno, en este caso, mucho, nos quedó saber que nos enamoramos a primera vista, nos amamos mucho, nos respetamos mucho, nos admiramos mucho, nos comprendimos mucho, nos dimos la vida más plena que ambos hemos vivido, y, por tanto, la más feliz, fuimos “amor y cómplice y todo” y la recuerdo mucho, aunque trato de evitarlo y, en general, lo logro.



Los años setenta fueron muy duros para los cubanos en la Isla, yo los recuerdo con mucha amargura, yo era un niño entrando en la primera adolescencia y no tengo muchos recuerdos gratos de esa terrible época, qué representó para ti estos años, qué recuerdos conservas....



Estaba en el Servicio Militar Obligatorio. Oía por onda corta a los Beatles prohibidos en Cuba entonces porque cantaban en el idioma del enemigo imperialista.


Los años ochenta fueron un poco más alegres, un poco mejores dentro de la difícil situación de vivir dentro de una dictadura. Fueron años de cambios, fueron años de buenas amistades. Fue la época de la Perestroika. Qué fue lo que pasó contigo, cómo lo tomaste.......


En los ’80 ocurrieron para mi eventos extraordinarios. Como ya dije, conocí a Amparo. También me opuse a los mítines de repudió que, según orientación del Alto Mando del Partido Comunista de Cuba, se les hicieron a quienes emigraron o pretendieron emigrar por el Mariel cuando aquella tragedia nacional conocida como El éxodo del Mariel. Me separaron del Partido Comunista. Empezó la perestroica que influyó en mi de convincente forma por el movimiento de pensamiento que originó en Cuba y en todo el mundo y porque empecé a tener amplísima información sobre los crímenes de este sistema (por las revistas Novedades de Moscú, Spupnik, El siglo XX y la Paz, todo lo que llegaba a la redacción del periódico nacional cubano Trabajadores, donde era columnista al final de la década, a los teletipos y que sólo quedaba entre los comunicadores), pude descubrir la muy bien enmascarada gran estafa. En diciembre imprimí en mimeógrafo mi zamizdat “Acrobacia Roja, poemas contra el oportunismo” que, con prólogo de Reinaldo Escobar pensaba presentar en la Unión de Periodistas de Cuba, previas palabras del poeta Raúl Rivero el 28 de Enero de 1987, que su entonces vicepresidente y actual director del periódico Granma, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, prohibió después de una fuerte discusión mía con él en su oficina. Acrobacia Roja me ocasionó el primer encontronazo con la policía política cubana. Me ordenaron que no lo distribuyera, ni diera ninguna lectura con aquellos ejemplares sencillos y malditos. Aquella misma noche di una en El Velorio del Pedro Luís, en el Museo de Artes Decorativas después, claro, de informar a Pedro Luís sobre lo problemático del cuaderno. Según me han dicho, aún aquel mal libro, a lo Vladímir Mayakovski, se lo pasan de mano en mano los jóvenes en La Habana.


Para muchos de nosotros que no coincidimos en una misma generación, tu eres de la primera generación posterior al incio de la dictadura, yo soy de la segunda, pero ambos compartimos la misma época, los mismos reclamos, las mismas prohibiciones, las mismas exclusiones, aquellos sinsabores, pero también compartimos los buenos momentos, la amistad, las charlas interminables, los poemas, aquellos tragos entre conversaciones y un punto clave fue la llamada Casa del Té, que recuerdas, cómo la vez después de tantos años...

La Casa del Té la recuerdo como un sitio perfecto que servía para todo, para encontrarse con amigos, tomarse unos tragos, hablar de Literatura, de Música, de Política, de Mujeres, claro, para empatarse con muchachas, para calentarse la cabeza o enfriársela. Allí conocí a mucha gente, en general buena y por la que siento un gran afecto. No mencionaré nombres porque no recuerdo los nombres de todos, tal vez no conozca los de algunos y quizás pueda olvidar alguno de los que conozco, pero, si no recuerdo mal, a ti te conocí allí y hoy me has hecho dedicar una jornada de trabajo a responder este cuestionario, que me lo he tomado en serio y, por tanto, está siendo una tortura para un Domingo.


Hay algo muy interesante en la política cubana de los últimos 50 años y es que más del 70 porciento de los intelectuales que nacieron y crecieron en la Isla forman parte de la oposición, de la disidencia. Es curioso y sería un buen tema de estudio para un sociólogo averiguar las causas reales, las cuales conocemos profundamente, pero el interés de esta pregunta es el siguiente: cómo es que llegas a la disidencia....


Después de la frustrada presentación de Acrobacia Roja en la UPEC mi posición mayacoskiana se radicalizó. Rompí con el periodismo oficial. Caí en una crisis existencial severa, muy severa, que me provocó una neurosis depresiva-ansiosa. Me ingresaron unos amigos (Alex Díaz-Paz, Magin Pérez y Reinaldo Escobar) en el Sanatorio San Juan de Dios de La Habana). Allí conocí a Miguel Rivero de Quesada, aquel valiente joven que por aquellos días había paseado por una calle de Marianao con un pulóver que decía “Abajo Fidel” y a quien por poco matan a golpes en plena calle. El prestigioso abogado Leonel Morejón Almagro había sido su defensa en el juicio. Ambos eran amigos y Miguel me presentó a Leonel. Inmediatamente surgió una amistad que se conserva intacta hasta hoy. Me incorporé a la organización ecologista NATURPAZ, que dirigía Leonel, y posteriormente, con el poeta y periodista Raúl Rivero y el periodista Rafael Solano participé en la fundación de Habana Press, a mediados de 1995, la primera agencia de prensa privada y libre en Cuba en medio siglo, de la cual yo era subdirector editorial. A partir de ella surgió el Movimiento Cubano de Periodismo Independiente que se ha extendido, 14 años después a todo el país, en una lucha desigual por la libertad de expresión y de prensa en nuestra patria a la que ahora se han sumado los blogger, en primer lugar Yoani Sánchez.


Cómo fue que saliste de Cuba....

No salí, me sacaron. Cuando reporté desde La Habana para Miami, en tiempo real, por teléfono, que era lo único que teníamos entonces en cuanto a Nuevas Tecnologías, un teléfono de la década del ’50, ah, y un bolígrafo compartido, la noticia de que caían octavillas sobre toda la capital cubana, (después supimos que las habían lanzado valientes pilotos de Hermanos Al Rescate, la organización humanitaria que se dedicaba a rescatar balseros cubanos en el Estrecho de la Florida,) al otro día en un operativo policiaco hollywoodense, en la Rotonda de Cojímar, me arrestaron junto a Rafael Solano, director de Habana Press, y a ambos, al director y a mi, nos dieron 20 días para salir de Cuba o nos pudriríamos en la cárcel. Ambos salimos con la inscripción en nuestros pasaportes “Permiso salida definitiva por un término de definitivo”. La modalidad moderna del destierro por eso yo siempre reivindico que soy un desterrado y mi poema de mi libro “Todo mi corazón y otros agravantes, poemas escritos en La Habana y Madrid”, que se estudió en la Universidad parisina de La Sorbona, en 2005, en el grupo de estudio de la poesía contemporánea de la catedrática Nuria Rodríguez Lázaro, estudiosa de la poesía del exilio español, se titula El desterrado.


Muchos de nosotros hemos sufrido represión, torturas, persecusiones, sufriste tú alguna de ellas....


Además de lo que digo en la pregunta anterior, teléfono pinchado todo el tiempo, amenazas anónimas de muerte, la oficina de Habana Press muchas veces rodeada de policías de verde olivo, seguimientos comprobados, y lo que más daño me hizo personalmente, los 13 timbrazos que dio, cada 21 minutos, las 24 horas del día, durante los 40 días que estuvo Rafael Solano en Villa Maristas cuando aplastaron a Concilio Cubano, del cual Habana Press fue la principal agencia que informó de todo lo concerniente a ese importante hito por la imposible unidad de la oposición cubana dentro y fuera de Cuba, a través de mi voz tras asistir a la única reunión clandestina de esta coalición y al juicio de Leonel Morejón Almagro, su creador y Delegado Nacional. En ese tiempo yo diseñé y dirigía la campaña por hacer el mayor ruido internacional posible a ver si sacábamos a Solano de aquel antro y claro, no podía desconectar el teléfono ni de noche porque, entre aquellos timbrazos programados en la Empresa Telefónica, entraban llamadas de amigos de cualquier parte del mundo y a cualquier hora. Estuve virtualmente 40 días sin dormir. Otras cosas, pero no creo que sea necesario detallarlo todo.


Háblame del exilio, cómo te recibió, a qué te dedicaste en los primeros tiempos, cómo fueron para ti esos primeros días donde todo es tan diferente a lo que estamos acostumbrados mientras estamos encerrados en la Isla...


Yo no quería salir de Cuba, hice toda la resistencia posible hasta que, tras ejecutar otra campaña semejante a la de Solano, la de Héctor Peraza Linares, el otro subdirector de Habana Press, colmé la taza de la policía política y tuve que salir. Creo que el exilio me recibió bien. Recuerdo especialmente el primer día, llegué a Madrid como a las once de la mañana, Rigoberto Carceller, expreso político, me llevó en su carro hasta un excelente y céntrico hostal en Madrid Centro (Puerta del Sol), eché a andar, después de instalarme, y llegué al monumento a Cervantes en Plaza de España, donde hay una escultura del Quijote y otra de Sancho, les di las gracias. Regresé y me acosté, por primera vez en años, sin pensar en que vendrían a buscarme (la policía política) y dormí profundamente. Después, el mismo Carceller me llevó a comprar ropa a El Corte Inglés, con el dinero que me había asignado la Oficina de Derechos Humanos de la Cancillería española. Me habían dejado salir sólo con el traje que traía puesto y toda mi fortuna eran dos billetes, de mil pesetas cada uno, que me había dado el Padre Manuel, sacerdote español en La Habana “Para que no llegues sin un duro a España”. A los 20 días fui hacia el Centro de Acogida de Refugiados, de Alcobendas, distrito de Madrid y, posteriormente, empecé a hacer una suplencia de un año, como ayudante de cámara, en el canal nacional español Telecinco. Al terminar tuve que hacer todo tipo de trabajos. Ni te cuento. Un mal día, un día que a la larga resultó ser bueno, escribí en Los Jardines del Buen Retiro (Parque del Retiro) El desterrado.


Cuántos años llevas en el exilio, qué representa para ti el hecho de no poder regresar a la Isla....


Llevo 12 años. No poder ver las palmas reales, aunque sean reales, no. El clima, tampoco representa nada. Tal vez no poder ver las puestas de Luna en el Malecón, pero, sobre todo, estas dos cosas: no poder abrazar a la gente que quiero y pensar cómo estará La Habana, qué habrá nuevo y, por encima de eso, que estará más viejo pues, como sabes, la tendencia en el comunismo es que todo se ponga más viejo, que todo se destruya, incluida la memoria.


La Cuba de hoy, dominada por una larga y siniestra dictadura está dando señales de llegar a su fín, cómo crees que será esa transición hacia la democracia, cuál es tu opinión acerca de este cambio tan necesario para el pueblo cubano...


En Cuba habrá una transición hacia la democracia, como en todo lugar donde ha habido una dictadura, o una tiranía que es el caso de nuestro país, pero yo estoy seguro de que no ocurrirá nada hasta después de que se produzca ese gran entierro, ese monumental entierro, que le harán al tirano Fidel Castro, al que, por ser monumental tendrán que ir muchos cubanos, pero esa noche esos mismos cubanos, o la mayoría de ellos, se acostará pensando dos cosas: “Este hijo de puta está ya cuatro metros bajo tierra. Esto se acabó”. Y eso será lo verdaderamente peligroso para la tiranía porque los cubanos llevan tanto tiempo esperando ese momento y pensando que cuando llegue “Esto se acabó” que, cuando llegue, al otro día se levantarán, muchos después de la buena resaca de la noche anterior, tan convencidos de que “Esto se acabó” que empezarán a comportarse como si se hubiera acabado.



Existen diversos tipos de modelos democráticos, cuál sería un buen ejemplo para ti de la que debe implantarse en Cuba...


Sabes que existen, esencialmente, dos planteamientos ideológicos fundamentales en cuanto a cómo una sociedad puede organizarse mejor y lograr lo que a fin de cuenta más interesa: el bienestar de sus ciudadanos. Creo que tanto la Derecha como la Izquierdas, las decentes y respetables, porque también hay a ambos lados no respetables, desean alcanzar ese gran fin, la una apuesta a la libertad de empresa, la otra a la supremacía del Estado y creo que lo hacen honestamente, con buenas intenciones. Yo apuesto por la opción de la Derecha y por eso soy militante del Partido Popular español. Tengo muy buenas pruebas de que lo público, salvo en cierta medida, en ciertos sectores y con cierto control, funciona mal que es lo mismo que no funciona. El totalitarismo comunista nos dio a los cubanos una gran lección de eso: lo que es de todos (esto entre comillas) no es de nadie, por tanto nadie pierde dinero si hay ausentismo, improductividad, exceso de personal, o lo pierde una abstracción en definitiva que se llama Estado. ¿Qué ocurre? Pues que se administra mal, consiguientemente se trabaja mal y, como resultado, se produce mal o se da un mal servicio y, en el caso del comunismo, todo el mundo roba, dadas la escasez y miseria generalizadas. Creo, pues, que al menos el primer gobierno de la transición debe ser de Derecha para resolver el problema en el menor tiempo posible y que la gente sufra el menor tiempo posible. Lamento decir que Cuba necesita lo que los cubanos llamamos “una cura de caballos” si no se quiere estar sufriendo medio siglo más. Cualquier cura de caballo será mejor, y así lo verán los cubanos, que parches eternos.


Hay un tema muy recurrente en las polémicas de los grupos opositores a la dictadura de los Castro y se trata sobre si deben o no ser juzgados todos los miembros de la tiranía, cuál es tu opinión sobre el tema.....


Decididamente creo que deben ser juzgados todos los que estén implicados con crímenes y torturas. Otros muchos deberán ser inhabilitados por cierto tiempo para ejercer cargos políticos o públicos. Deberán comparecer ante tribunales con todas las garantías jurídicas del mundo de hoy. Nada más.


Sobre tu obra literaria: cuáles son tus libros y qué temas tratas en cada uno de ellos.....


Mis libros son “Acrobacia Roja, poemas contra el oportunismo”, el patito feo de la Literatura cubana. Su título lo explica por sí sólo. “Todo mi corazón y otros agravantes, poemas escritos en La Habana y Madrid”, un compendio de mi poesía. Nada y otros cuentos del absurdo, editado por la editorial española Huerga y Fierro y presentado en la Feria del Libro de Madrid 2006 y “Prensa Gulag, la apasionante lucha de un periodista cubano disidente”, novela de ficción que tiene como trasfondo todo lo que aquí he dicho y mucho más y que se venderá próximamente por lulu.com y por bubok.es. Además tengo otros libros inéditos “Misterios del Interior”, cuentos satíricos contra el comunismo, “Tengo que estar enamorado”, décimas de amor, “Así en la cama como en el cielo”, poemas eróticos, “Ulises y otros artículos famosos de Julio San Francisco. Todos se venderán también próximamente y de la misma forma. Como ves, la mayor parte de mi obra está inédita aún.


Tu última novela: qué tema aborda, de que trata, son los personajes reales o fictisios, qué época abarca, hablas de los amigos, qué mensajes quieres hacer llegar con esta novela....



“Prensa Gulag” es, como de dije en la respuesta a la pregunta anterior, una novela de ficción. He creado una historia con su trama y, por tanto, en ella no actúan personas, sino personajes. Tal vez podría considerarse autobiográfica, tal vez podría considerarse histórica. En todo caso se trata de periodistas que luchan por la libertad de prensa en medio de circunstancias en lo que puede ocurrir y ocurre de todo. Los hechos ocurren en La Habana, en 1995-96. Quiero que la lucha por la libertad de prensa en Cuba se conozca más. No quiero trasmitir ningún mensaje. Hablo de los amigos y de los enemigos. De los amigos, con más placer, claro.


Cuál es tu principal objetivo en la vida....


Ser feliz y que la mayor cantidad posible de seres humanos en el mundo lo sean.


Cuál es tu mayor sueño....


Publicar toda mi obra literaria y triunfar como escritor.


Qué sería lo primero que harías al regresar a una Cuba libre.....


Abrazar a mis amigos, localizar a alguna mujer de la que tengo muy buen recuerdo y, con ella, pasear por el malecón en un biplaza


Julio hasta aquí esta pequeña entrevista, gracias por hacerme el honor de responder mis preguntas y de compartir esas anécdotas y vivencias con los amigos. Yo se que muchos de ellos no conocen tu obra y no quisiera concluir esta entrevista sin incluir algún fragmento de tu obra y que mejor que uno de tus mejores poemas en esta versión muy bien montada por uno de nuestros mejores amigos....






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